La hiperacusia, opinión de un audiólogo
- juan olmo
- 28 mar 2024
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Dr. Juan Carlos Olmo, audiólogo
Introducción
Durante años he leído textos, escuchado expertos y aceptado la existencia de la hiperacusia como un fenómeno del sistema auditivo y su interacción con el sistema nervioso central. Mansamente me rendí a las definiciones de libros y autores en el ámbito médico audiológico que son comúnmente aceptadas. A continuación, citaré y comentaré algunas de ellas.
La relación entre la hiperacusia y el acúfeno es ampliamente aceptada también en el ámbito profesional, posiblemente esta opinión de los audiólogos y médicos ha sido influida por la abundante literatura que la menciona. Sin embargo, la experiencia en nuestra labor de atención, en un grupo de más de 350 pacientes portadores de acúfeno, ha ido diluyendo esa creencia llevando a nuestro equipo hasta el escepticismo.
Definiciones de la hiperacusia
"La hiperacusia es un término descrito como la sensibilidad auditiva anormal en la cual los sonidos normalmente tolerables son percibidos excesivamente fuerte (Stach, 1997)."
"Según la ATA (American Tinnitus Association) la hiperacusia es una condición anormal por la cual los individuos no toleran los sonidos que le rodean.
"Baguley define: La hiperacusia es una hipersensibilidad auditiva incluso en ambientes relativamente tranquilos acústicamente, convirtiendo los sonidos de intensidad moderada en molestos o incluso dolorosos."
Relación entre hiperacusia y el acúfeno
Grupos de investigación han sostenido que la prevalencia de la hiperacusia en pacientes con acúfenos oscila entre el 40% (Bartnik, Fabijanska y Rogowski, 1999; Jastreboff y Jastreboff, 2000), hasta un 60 % en algunos estudios (Anderson, Vretblad, Larsen y Lyttens, 2001). Estudios más recientes elevan incluso esos porcentajes.
Instrumentos para el diagnóstico de la hiperacusia
Al igual que en el caso de los acúfenos, la hiperacusia elude el diagnóstico mediante herramientas objetivas de medición. Los investigadores mencionan para su evaluación y diagnóstico básicamente una batería de cuestionarios específicos y la medición del umbral de molestia en audiometría, una prueba de molestia muy subjetiva, por cierto.
Mecanismos de origen
La teoría más aceptada es la que explica la interacción entre el sistema auditivo y el sistema límbico, que asocia sonidos cotidianos con reacciones negativas que potencian emociones también negativas como miedo, irritabilidad y desagrado. Como es de suponer ya con este sustento técnico, existe una duda razonable para pensar que la opinión de un individuo que llena un formulario y la opinión subjetiva de un examinador o un examinado, no alcanzan para dar completa credibilidad a un fenómeno tan “conocido”.
La controversia inicia con la definición, necesidad de redefinir
El prefijo “hiper” viene del griego “hyper”, indica exceso, señala algo muy grande o superioridad con referencia a algo. Acusia viene del griego “Akousis” que en castellano sería audición. Por lo tanto, en castellano, si lo interpretamos literalmente como “audición excesiva o superior” lo cual no describe el fenómeno, sino más bien sugiere que una persona tiene “mucha audición” o es un “superdotado auditivo”, esto sería totalmente impreciso y debería dejar de usarse, ya que los pacientes que sufren de intolerancia a los sonidos cotidianos son hipo-tolerantes o intolerantes a esos sonidos, con lo cual, la condición debería llamarse como: hipo-tolerancia o intolerancia acústica, o bien, hipersensibilidad acústica o auditiva.
Otro problema no menos importante de la definición es que probablemente viene de la mala traducción del término en idioma inglés “Hyperacusis” y que su definición, según los autores sugiere que existe una “estandarización” de los sonidos que son “normalmente tolerables” para la mayoría de los sujetos. Esto se aleja de la realidad, ya que no consta la existencia de un estándar para la intolerancia a sonidos de la vida cotidiana que otros individuos, no dice cuáles, si toleran con facilidad. Algunos autores sugieren que el umbral de molestia en audiometría es la prueba para evaluar la hipo-tolerancia (baja tolerancia) o intolerancia acústica, pero olvidan que el umbral de molestia está descrito en audiometría de tonos puros, los cuales no son sonidos de la vida cotidiana como lo podrían ser: el llanto de un bebé, el ruido generado por el lavado de platos, la voz de alguien, el ladrido de un perro o el crujido de algún prójimo que va comiendo papitas o tortillas tostadas en un autobús.
Hipersensibilidad auditiva iatrogénica
Otro fenómeno muy preocupante es que los profesionales en salud auditiva han repetido a los pacientes que existe una relación entre la hiperacusia y el acúfeno, lo cual ha generado una gran cantidad de “hiperacúsicos inducidos por el profesional tratante”, por lo general el paciente con acúfeno tiene algunos rasgos de personalidad como: perfeccionismo, hipervigilancia, tendencias obsesivas, ansiedad, etc. Esto hace que al escuchar el término “hiperacusia” de boca de los profesionales, vayan a la red a buscar definiciones, las cuales son muy abundantes y negativas, creando un fenómeno multiplicador de la molestia subjetiva ante el sonido inducida por el propio profesional tratante.
Conclusión
Es imperativo replantearse la manera en que se define y se comunica a un paciente potencial portador de hipersensibilidad auditiva que existe tal condición y cuál es el plan de intervención, se debe considerar que la evidencia disponible apunta a que el manejo de este fenómeno pasa por la terapia cognitivo conductual, el apoyo interdisciplinario y la terapia sonora, así como el manejo de condiciones detonantes, coadyuvantes y coexistentes de orden psicológico y emocional.
El profesional en audiología es el más indicado para brindar atención y seguimiento de los portadores de hipersensibilidad auditiva y se deben desarrollar mejores instrumentos para el diagnóstico objetivo de esta condición.
Bibliografía
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