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Terapia Sonora: Un camino para reducir el acúfeno

La terapia sonora se define como el uso cualquier sonido para reducir la percepción del acúfeno. Es una técnica efectiva utilizada para reducir las molestias generadas por el acúfeno, una condición que afecta a aproximadamente el 15% de la población mundial. Se basa en el uso de diversos sonidos que mantienen los oídos ocupados y distraen al cerebro de enfocarse en el zumbido o pitido constante del acúfeno. Esta terapia es especialmente útil en ambientes silenciosos, donde la falta de estímulos auditivos puede hacer que el acúfeno sea más notorio, llevando a frustración, estrés y depresión.

¿Cuál es la mejor terapia sonora para el acúfeno?

La respuesta no es sencilla, ya que cada persona experimenta el acúfeno de manera única, con diferentes tonos y volúmenes. Además, factores como el estrés, la calidad del sueño, los tiempos de descanso y la alimentación pueden influir en la percepción del acúfeno. Por tanto, es fundamental encontrar la terapia sonora adecuada para cada paciente.

En la terapia sonora, existen tres categorías de sonidos que pueden utilizarse:

Sonidos interesantes: Estos sonidos atraen la atención del cerebro, desviando su concentración del acúfeno. Pueden ser estímulos auditivos novedosos o sorprendentes que capturan la mente.

Sonidos de fondo: Son sonidos estables y constantes, como los de la naturaleza o de la vida cotidiana, que reducen la atención sobre el acúfeno. Ejemplos de estos sonidos incluyen el murmullo de un arroyo, el canto de los pájaros o el ruido blanco de un ventilador.

Sonidos relajantes: Estos sonidos contribuyen a disminuir la percepción del silencio y, de esta manera, atraen la atención hacia el acúfeno, haciendo que este se vuelva menos notorio.

¿A qué volumen se debe aplicar la terapia sonora?

Se recomienda que inicialmente se elija un volumen que cubra completamente el acúfeno, aunque esto puede ser un desafío. Una opción más viable es alcanzar el punto de mezcla, donde es posible escuchar tanto el sonido de la terapia como el acúfeno al mismo tiempo. Esto permite que el cerebro compita entre ambos sonidos, lo que a la larga puede entrenarlo para prestar menos atención al acúfeno.

Niveles de terapia sonora:

Nivel enmascarador: El sonido de la terapia es lo suficientemente fuerte como para cubrir la percepción del acúfeno, haciéndolo menos notorio.

Punto de mezcla: La percepción del sonido terapéutico y el acúfeno compiten en el cerebro, lo que favorece el proceso de desensibilización.

Desensibilización: El acúfeno se vuelve más prominente en volumen en comparación con el sonido de la terapia. Este efecto contribuye a que el cerebro se acostumbre y preste menos atención al acúfeno con el tiempo.

Es importante tener en cuenta que el acúfeno se ve influenciado por la calidad y cantidad del sueño. Por lo tanto, es fundamental que los pacientes duerman adecuadamente para reducir el estrés, que puede a su vez reforzar el acúfeno. Establecer un plan de terapia sonora antes de dormir puede ser de gran ayuda. La terapia sonora también puede aplicarse durante el día, y si existe pérdida de audición, puede complementarse con el uso de prótesis auditivas, como audífonos.

En conclusión, la terapia sonora es una valiosa herramienta para mejorar la calidad de vida de las personas que padecen de acúfenos. Al encontrar el tipo de sonido adecuado, el volumen apropiado y aplicarla de manera constante, se puede contribuir significativamente a reducir la percepción y molestias asociadas al acúfeno. Sin embargo, es esencial recordar que cada caso es único, por lo que se recomienda consultar a un profesional especializado para diseñar un plan de terapia sonora personalizado y efectivo.


 
 
 

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